Wednesday, December 13, 2006

Capitulo 2. El momento culminante.

El 9 de Diciembre de 1999 y después de 11 largas horas de viaje, mis pies pisaban la estación de Edinburgh, antiguamente conocida con el nombre celta de Din Eydin. A los pocos minutos mis amigas vinieron a recogerme. La ciudad era fantástica, bella, extensa, cultural y de estructura claramente victoriana. En los edificios institucionales o culturales, no sólo se podía ver la bandera británica, sino que también destacaba la siempre presente bandera de Escocia o también llamada Cruz de Saint Andrew.

A las dos semanas de estar ahí, encontré un trabajo como camarero en un hotel de cuatro estrellas del centro de la ciudad, y no estaba mal, el único inconveniente es que no pude disfrutar mucho de las fiestas navideñas, cosa que me hizo entristecer bastante. Por otro lado, pude disfrutar de la noche de fin de año 1999-2000 de una manera completamente diferente a la que estaba habituado en Cataluña. En la Avenida de Princess Street se lleno completamente de una muchedumbre de gente, abarrotados como sardinas, esperando el castillo de fuegos artificiales desde el Castillo de Edinburgh. Ese Castillo siempre presente, en medio de la ciudad sobre la “Gran Roca”, vigila y controla la ciudad. Ese Castillo, testimonio directo de tantos años de guerras y asedios, era un gran punto de referencia para el viandante y por las noches con la proyección de sus focos sobre sus muros, le daba un toque aun más mágico.

A primeros de Enero del año 2000, encontré una habitación para alquilar en un ático de la calle Haymarket Terrace, dónde también habían más personas y lo único que teníamos en común era la cocina y los servicios. Ya había estado demasiado tiempo en el piso de mis amigas y era hora de empezar a buscar residencia sin depender de nadie. Pero, la mala noticia llegó en mi cumpleaños del 16 de Enero del 2000, cuando el Hotel me confirma mi despido por bajada de trabajo. Eso fue un jarrón de agua fría para mi, ya que en esos momentos tenia los gastos de la habitación que subsanar. Pero, no tuve más remedio que buscar otro empleo lo más rápidamente posible. Incluso mis nuevos amigos y vecinos de habitación Carlos (Portugués) y Joop (Holandés) me ayudaron bastante con sus consejos. Después de recorrer varias veces la ciudad y todos sus Job Centres, adquirí otro empleo como camarero en un Hotel de cuatro estrellas, un poco más pequeño, pero bastante modernista y lujoso. Mis nuevos compañeros de trabajo eran la mayoría franceses y escoceses. Poco a poco fui integrándome en el equipo de trabajo y con el tiempo fueron compañeros de primera, que incluso salíamos a tomar copar por los Pub´s de la ciudad.

Durante mi tiempo libre, salía a pasear con mi gaita al hombro y ensayaba con mi gaita justo debajo de la roca del Castillo de Edingburh, y algunas veces fui con mi amigo Sthephane, de Strasburgh, que casualmente tocaba la “Small-Pipe”. Él me ayudo bastante, ya que yo no sabia solfeo, pero lo primero que me enseño, es que tenia que sentirme cómodo con mi instrumento y tocar melodías que me hicieran sentir bién, después ya llegará el momento de leer partituras. También tomaba mi café diario en un cyber-café Italiano, llamado Costa Café, ya que al menos saboreas un café expresso bién hecho, mientras miro mi correo en internet.
Casi cada día visitaba la habitación de mi colega y vecino Joop Krol, el cual trabajaba en un Call Center de Motorola en Edinburgh. Él era de Holanda, pero llevaba ya 4 meses viviendo en Escocia. Con él hize bastante amistad, incluso saliamos de marcha por los pub´s de la ciudad y concretamente a uno donde siempre habia música celta en vivo con gaita, bandolina y guitarra y realmente era una pasada...todos nos lo pasábamos en grande.

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